Si te sientes infeliz, enojado, si crees que Dios no te escucha, no te quiere, incluso si no crees en Dios; si no encuentras las respuestas, no sabes por que tu vida es así, crees que no mereces tanto sufrimiento, infelicidad y desamor, si te sientes totalmente solo, Y LO MÀS IMPORTANTE, si estas CANSADO de todo y quieres Simplemente SER!! Entonces definitivamente este blog te puede ser de mucha utilidad, aqui encontraras información que hará que tu vida cambie drasticamente y se llene de felicidad y de cosas extraordinarias, hay desde ejercicios muy simples que te ayudarán a amarte tal como eres, hasta consejos y practicas con las que podras experimentar la sanación tanto en ti como en otras personas, pero no me creas a mi, intentalo tu, trabaja y compruebalo por ti mismo!


miércoles, 16 de marzo de 2011

El sabio y la cuchara*

Hoy quiero compartirles una historia con una enseñanza muy linda sobre la vida, hay que poner atención a las cosas que verdaderamente valen la pena pero sin dejar de disfrutar de la vidaaaa :) Los AmO!

EL SABIO Y LA CUCHARA


Cierto mercader envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el secreto de la felicidad. El joven anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta que llegó a un hermoso castillo, en lo alto de la montaña. Allí vivía el sabio que buscaba.

Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala y vio una actividad inmensa; mercaderes que entraban y salian, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo. El sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que lo atendiera.

El sabio escuchó atentamente el mtivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo de eplicarle el secreto de la felicidad. Le sugirió que diese un paseo por su palacio y volviese dos horas más tarde. 
-Pero quiero pedirte un favor- añadió el sabio entregándole una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras caminas, lleva esta cucharita y cuida que el aceite no se derrame.

El joven comenzó a subir y bajar las escaleras del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. Pasadas las dos horas, retomó a la presencia del saio.

¿Qué tal?- preguntó el sabio ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el Maestro de los jardineros tardó diez años en crear? ¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi biblioteca?

El joven aavergonzado, confesó que no había visto nada. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el sabio le había confiado.

Pues entonces vuelve y conoce las maravillas de mi mundo -dijo el sabio-. No puedes confiar en un hombre si no conoces su casa.

Ya más tranquilo, el joven tomó nuevamente la cuchara y volvió a pasear por el palacio, esta vez mirando con atención todas las obras de arte que adornaban el techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas a su alrededor, la delicadeza de las flores, el esmero con que cada obra de arte estaba colocada en su lugar. De regreso a la presencia del sabio, le relató detalladamente todo lo que había visto.

¿Pero dónde están las dos gotas de aceite que te confié? -preguntó el sabio-
El joven miró la cuchara y se dio cuenta que las había derramado.

Pues éste es el único consejo que puedo darte- le dijo el más sabio de todos los sabios-. El secreto de la felicidad está en mirar todas las maravillas del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite en la cuchara.

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